Por una universidad libre de acoso y agresión sexual

Ante las pintadas aparecidas en las inmediaciones de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, en las que se denuncia la complicidad de la institución con situaciones de violencia sexual, queremos manifestar que reconocemos la gravedad del mensaje. No se trata de un simple acto vandálico, sino de la expresión de un malestar que interpela a toda la comunidad universitaria. Lo grave no son las pintadas, sino aquello que denuncian, y debe ser investigado, pues constituye una alerta sobre la necesidad de garantizar espacios seguros y libres de violencia sexual en nuestra Universidad.

Denunciamos la insuficiencia de la respuesta institucional. Limitarse a denunciar las pintadas ante la policía y a recordar la existencia de protocolos resulta insuficiente e irresponsable. Insuficiente porque no basta con ampararse en procedimientos burocráticos, es necesario reconocer públicamente los problemas, atender a las víctimas y asumir responsabilidades. Y es irresponsable porque la denuncia policial podría acabar exponiendo a la posible víctima en lugar de apoyarla.

Reivindicamos la centralidad de la prevención y la escucha. La Facultad y la Universidad deben pasar de una reacción formal a una acción transformadora, que implique formación, recursos efectivos y un compromiso real con las personas afectadas. Exigimos transparencia y garantías: deben hacerse públicos los mecanismos de seguimiento de los protocolos, así como los resultados de las actuaciones de la Unidad de Igualdad de la Facultad de Comunicación y de la Universidad. Es fundamental saber si existe alguna queja formal o informal previa que no haya sido atendida y que haya podido motivar esta denuncia mediante pintadas.

Reafirmamos, por último, nuestro compromiso. Como sindicato, acompañaremos a quienes sufran acoso, violencia o desigualdad y seguiremos exigiendo medidas eficaces, más allá de declaraciones de principios más preocupadas por la imagen de la institución que por la atención a las víctimas. La violencia sexual y la complicidad institucional no se combaten con silencio ni solo con gestos simbólicos: se combaten con acción, recursos y responsabilidad.